lunes, 24 de diciembre de 2007

El efecto de masa

Necesito urgentemente un electroshock. Eso como solución de urgencia, porque luego hay otras soluciones más estructurales, como reducir la población del país a la mitad, mandarme de ermitaña a alguna ermita perdida en un desierto (poblacional), o alguna así, que de momento no procede por diversos motivos de poco peso cada uno pero que juntos suman gran tonelaje.

Hay demasiada gente, rozo con ella, en la calle, los comercios, el metro, los transportes, la carretera, y me pongo como una hidra. Tengo una mala hostia que no me lamo, y como encima soy de biotipo atlético, que en mi libro de psicología de COU ponía que tenemos tendencia a la violencia y a la delincuencia, me pongo super brava. A lo mejor la solución a corto plazo es que un día me encuentre a alguien más furro que yo y me suelte una ensalada de hostias que me deje más suave que un guante.

Luego yo me pregunto porqué me pongo tan bestia y desagradable, en realidad la gente que conoce mi cara Nutria piensa que soy un gran ser humano. ¿Lo soy? ¿Tengo doble personalidad? A veces soy encantadora, sonrío a las cajeras, ayudo a las ancianitas, si veo un accidente en la calle me paro a ayudar... hasta que de repente, un día, alguien toca no se qué jodido resorte y me convierto en un ser anormal, ávido de sangre, chula como un policía local de los noventa...

Y solo se me ocurre atribuirlo (ya que no cuadra con mis estados hormonales) al efecto de masa. Hay demasiada gente en este cochino mundo. Al gracioso que ponga en los comentarios que a lo mejor la que sobra soy yo, no, no le voy a hacer un morro nuevo, pero también puede ser él el que sobre, y en cualquier caso, yo ya estoy aquí, y a ver quien es el guapete que me saca. Ni voy yo a sacar a nadie (o no quisiera, la verdad, pero por si acaso, evítenme), pero ya tomé hace tiempo la decisión de no meter a nadie más. Ya vale con todas las apreturas, colas, pisotones, roces y demás que llevamos. Yo creo que eso pone nerviosa a la gente... y la vuelve agresiva, y que no piense en los demás.

Cuando estudié ecología en la carrera, me hablaron del efecto de masa. Cuando una población crece por encima de determinados límites, aunque sigan existiendo recursos suficientes para todos, se autorregula disminuyendo la natalidad. También se atribuía a este efecto la famosa conducta ya descartada de los lemmings. Y a lo mejor nuevos estudios también han echado por tierra este efecto... pero podría ser que existiera de verdad, y que los seres humanos, que en general hemos pervertido el orden natural de las cosas, lo hayamos neutralizado, y venga de reproducirnos, y de llenar este mundo de sujetos, que por primera providencia, no le dejan a uno soledad suficiente como para relajarse, descargarse ni tiempo para interiorizar cosas.

Y eso, sin entrar en el tema de la sobreexplotación de los recursos naturales, ni del neomalthusianismo, del que mantengo mi promesa de que hablaré de él... y como lo lea la Santa Iglesia Católica me excomulga.

No hay comentarios: