Si es que a mi la televisión me galvaniza. Primero me plantifican el anuncio de los
jodíos palitos de mar o como se llame el producto ese de marca
Krisia (coño, que apropiado a la actual coyuntura). En el cual sale una verdulera, con perdón de las
honradísimas señoras que ganan su sustento trabajando en los
puestos de verduras, alardeando de haber ganado la refriega a otra
prehomínida por un paquete del
delicatessen; pues si la publicidad es el reflejo de la sociedad, y si pretende transmitir
comportamientos deseados, como comprar el
productito, de puta madre la conducta a la que lo asocian; o sea, nada de "por Dios,
cójalo usted señora, ya cojo yo de otra marca
aunque sea mucho peor", "no, qué dice,
lléveselo usted", etc, etc. A degüello,
coñe.
Mariconadas las justas.
Y luego empieza el telediario, con la reseña de los incendios forestales en curso o ya controlados, que de por sí le pone eso a cualquiera de muy mala hostia. Así que lo que faltaba eran ciertos periodistas (yo diría que todos; pero ya decía
Goethe que al generalizar siempre se comete un error). Tras el incendio en Las
Hurdes, la periodista de
RTVE, dice que "los vecinos del pueblo quieren que se repueble con las especies autóctonas propias de la zona". Y acto seguido sacan las declaraciones del colega de la vega al que han puesto el micrófono ante la
jeró, que tiene toda la pinta de ser la opinión total que han recabado, y vive Dios que el sujeto no parece precisamente
Einstein, pero ni de lejos, diciendo que es que los pinos se queman mucho.
Tócate los
cojones: yo creía que esa cuestión se había superado tiempo ha, pero no,
hete aquí que de vez en cuando hay que resucitarlo.
Efectivamente, y matizado como después comentaré, en general la superficie total de monte arbolado quemado en España (siempre muy inferior al monte desarbolado, es decir, pastizal y matorral) suele tener un mayor componente del género
Pinus.
Matizaciones: que normalmente suelen ocupar emplazamientos más secos que el resto de las especies arbóreas; que en buena parte de las comunidades se queman en proporción a la superficie que ocupan; que influyen otro montón de condicionantes, como la causa, estructura del monte, situación respecto a lugares de recreo, etc. El análisis de la cosita da para bastantes tesis doctorales. Lo que sí parece claro es que se queman más que las frondosas, pero que con frecuencia el fuego suele favorecer la dispersión, apertura y germinación posterior del piñón en la superficie incendiada; y que el crecimiento del género
Pinus suele ser mucho más rápido que por ejemplo, el del género
Quercus, que suele ser el que siempre, por defecto, tiene el personal en mente cuando se pone a denostar a los pobres pinitos. ¿O qué se cree la peña, que se sobrevive como especie desde el
mesozoico siendo un error de la naturaleza?
Pero es que todo esto viene de que en 1981, un señor llamado Salvador
Rivas Martínez, que sabe un huevo de botánica porque para eso es
farmacéutico y biólogo, publica (edición del extinto
ICONA asumida actualmente por el Ministerio de los Tres Medios) el Mapa de Series de Vegetación de España, en cuya memoria, excluye casi por completo de la sucesión evolutiva de la vegetación en la mayor parte de la península al género
Pinus. Ojo, en algunas series de vegetación es
climácico, y en otras lo mete al menos en algún estadio anterior al clímax, pero no es lo frecuente. Y en un
apartadillo acerca de la repoblación forestal, como el buen hombre no es ingeniero de Montes, y por tanto, no es técnico conocedor de la idiosincrasia, desaconseja totalmente su utilización en
reforestación; caballero, como si fuera tan fácil meter un
Quercus o un
Fagus en un suelo degradado, quemado,
hecho un asco...
Por entonces, estamos en los procelosos años de la Transición, en los cuales "
ICONA", "Patrimonio Forestal" e incluso "Ingeniero de Montes" sonaba a facha de la hostia. Y a base de demagogia, se identifica las repoblaciones con pinos con fascismo, hecho que narrado así a las bravas, puede dejar perplejos a eventuales (ya quisiera) lectores de menos de 25 años. O poco menos. Por cierto, hay repoblaciones bien concebidas y mal concebidas; pero no sé yo si me atrevo a condenar TODAS las repoblaciones
hechas con especies de crecimiento rápido
durante los años de la Autarquía y el incipiente despegue económico de unos pocos años
subsiguientes, hechas con el fin de obtener un rendimiento económico cuanto antes;
coñe, que había necesidad... Por cierto, ahora que hay muchísimos más medios, se repuebla también con
Quercus; en los años cincuenta y sesenta me gustaría ver a la administración forestal gastando en material y mano de obra en poner la malla protectora que hoy en día se pone a encinas y rebollos y tal para que no se los coman los conejos, con la que estaba cayendo. Por lo demás, en mi modesta opinión, lo que hay que hacer es repoblaciones
pluriespecíficas, que tienen mucha mayor
probabilidad de supervivencia y aportan obviamente mayor
biodiversidad.
Y aunque las condenáramos TODAS, veamos, ¿convierte eso a los pinos en una especie malévola,
alóctona, depredadora? Existen evidencias
paleopalinológicas (
palabro que significa pólenes fósiles) de la presencia de muy diversas especies del género
Pinus a lo largo de todo el Cuaternario en España. Así que esa extraña teoría circulante por la vida de que los pinos son una especie exótica en España me hace
flipar en
tecnicolor y
panavisión, oigan. Pero aún más: aquí la peña no hace más que comer patatas con tomate (eh, eso proviene de América Central) en el cual moja pan obtenido mediante siglos de manipulación genética del cereal (¿o alguien se piensa que la variedad del trigo que se consume existía en la naturaleza?) y usa papel obtenido de pino radiata, eucalipto o de madera importada, todo lo cual ha detraído superficie forestal "natural", y a todo el mundo le parece muy bien, porque hay que comer y limpiarse el trasero, claro;
ah, ¿y no hay que proteger los embalses del
aterramiento, y los suelos de la erosión, y tener un
poquillo de madera para muebles, o pasta de papel, o resina para los
productitos que tanto nos gustan o gustaron? ¿
Asín que podemos poner a los pinos, mucho más autóctonos que el castaño, el nogal o el chopo, a parir, sólo porque son pinos? Pues eso lo he oído yo llamar, con mucho acierto, a
Martí Boada,
ecólogo y profesor de Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona y premio Global 500 de la
ONU en 1995,
DENDRORRACISMO.
PD.: se qué todos habéis seguido el texto
perfectísimamente. Lo dudo mucho, pero si a alguien se le hubiera escapado algún término algo técnico que pregunte, por favor. Pero eso sí, que pregunte antes de opinar, no como los periodistas a los que aludo.